Este paquete de medidas está establecido por el Real Decreto-Ley 12/2022 e incluye ampliar el plazo total del préstamo hipotecario hasta una duración determinada. Además, la persona puede fijar a su elección la cuota de su importe desde el 1 de junio de 2022 por un periodo de 12 meses. Por lo que es posible convertir el préstamo de interés variable en uno de tipo fijo.
Estas ayudas están impulsadas por el Ministerio de Hacienda y dirigido por María Jesús Montero y tiene 3 objetivos: ayudar a las familias vulnerables, facilitar la amortización anticipada de los créditos y la conversión de las hipotecas a tipo fijo. Sin embargo, para poder acceder a estas ayudas tenemos que cumplir con unos requisitos y condiciones previas, a saber:
Rentas menores a 25.200 euros
Las familias cuyas rentas sean menores a 25 mil euros pueden pedir al banco una restructuración del préstamo consistente en una carencia de 5 años. Durante ese tiempo no se pagarán las cuotas mensuales ni los intereses. Además, se puede alargar este periodo de devolución de la hipoteca durante 7 años más (8 años si se trata de una situación especial).
Requisitos: Además de tener unos ingresos inferiores a los 25.200 euros anuales, se tiene que destinar más del 50 por ciento de la renta mensual a la hipoteca, que la cuota del préstamo deber haber subido más del 50 por ciento y que el valor de la vivienda sea inferior a los 300 mil euros.
Rentas entre 25.200 y 29.400 euros
En este caso es posible acceder a la posibilidad de congelar el Euríbor durante todo el año 2023, con un interés menor y la posibilidad de alargar la hipoteca durante 7 años más. Pero, para que esta pueda solicitarse, hay que cumplir los siguientes requisitos: los intereses de la hipoteca deben haber subido un 20 por ciento, el valor de la vivienda no puede ser superior a los 300.000 euros.
Pero realmente, ¿cómo nos afecta la subida de tipos?
La primera consecuencia es que, si el dinero cuesta más, el BCE aplicará un interés mayor que en el pasado a los bancos de la zona del euro que le pidan prestado con el objetivo de dar créditos a familias y empresas. Eso hará inmediatamente que los préstamos se encarezcan y la demanda de crédito se frene. En consecuencia, para las empresas será más difícil invertir y los particulares van a tener que hacer un esfuerzo mayor para conseguir nueva financiación, ya sean hipotecas o créditos al consumo. Sin embargo, con menor inversión y menor consumo, debería ser más fácil contener la inflación, el principal objetivo del BCE. Este, lo que está buscando es la estabilidad de los precios en la zona euro, entendiéndose esta como un encarecimiento del coste de la vida cercano, pero por debajo del 2 %. La realidad es que tras la pandemia y los problemas de suministros globales, la inflación se ha disparado muy por encima de esos niveles, y precisamente esa inflación es la que ha llevado al BCE a subir, hasta cinco veces, los tipos de interés de referencia, aun sabiendo que la inversión empresarial y el consumo de las familias se reduciría y eso supondrá un freno de la economía. De ahí la importancia de que las subidas de los tipos de interés en la zona del euro alcancen un nivel adecuado para poder contener la escalada de precios, sin llegar a hundir las economías en una profunda recesión. Además, los tipos de interés marcan la evolución del Euríbor, lo que provoca no solo que los nuevos préstamos se vayan a pagar más caros, ya sean a tipo fijo como variable, sino que estos últimos suscritos en el pasado y sujetos a revisión se actualizarán al alza, elevando la cuota mensual de muchas familias.