Cuando acudimos a una agencia inmobiliaria casi siempre lo hacemos por comodidad, sobre todo para ahorrarnos tiempo y esfuerzos en la venta o en el alquiler de nuestra vivienda, y es más habitual en zonas con mucha oferta y/o con poca demanda, pero cuando decidamos contar con un intermediario, con el coste añadido que supone, es aconsejable seguir una serie de consejos que permitan escoger bien a los profesionales a los que se va a encomendar la tarea.

Hay que tener en cuenta que estos profesionales tienen conocimiento de la oferta y la demanda en la zona, disponen de herramientas de análisis y de marketing, dotes de venta, conocimiento de los trámites y obligaciones…etc una buena agencia inmobiliaria puede ofrecer una serie de servicios a los que el particular habitualmente no tiene acceso, pero eso sí, siempre y cuando se cuente con expertos competentes. El mayor problema es que la amplia oferta de agencias inmobiliarias, con sus respectivas particularidades y letras pequeñas, puede hacer complicada la elección, pero la decisión se simplifica si se siguen algunas recomendaciones como las que siguen:

A) Agencias con o sin comisión

A las agencias tradicionales, que cobran sus servicios con un porcentaje del precio de venta, se han sumado en los últimos años las agencias online, sin comisión, a las que se abona un fijo al principio del proceso de venta o con la misma venta. Unas y otras no se distinguen solo en la existencia de una oficina física, en la forma de relacionarse con el propietario y en la forma de cobro, sino que además ofrecen diferentes servicios a sus clientes (o cobran aparte por ellos, en el caso de muchas de las agencias sin comisión) y siguen diferentes estrategias.

Las agencias tradicionales suelen cobrar una comisión de entre el 3% y el 5% del precio de venta, en el caso de que esta se produzca. En ese precio incluyen un servicio integral que va desde el asesoramiento y el estudio de mercado hasta la promoción, la gestión de las visitas y la tramitación.

Por su parte, aunque más baratas, las agencias online no incluyen todos estos servicios en el precio, además de ofrecer un servicio de asesoramiento menos personalizado. Por lo que es habitual que sea el propietario quien tenga que encargarse, por ejemplo, de las visitas al inmueble de los compradores interesados, o pagarlas aparte.

Es posible que el vendedor vea cubiertas sus necesidades con los servicios de una agencia on-line, o que por el contrario vea más adecuados los de una agencia tradicional. En cualquier caso, es recomendable comparar entre la oferta de varios profesionales, de cuyas particularidades y servicios habrá que informarse muy bien.

Entre estos servicios, uno de los que dependerá la venta del inmueble es el plan de marketing que realizará la agencia. Qué incluye y que no incluye cada inmobiliaria en este sentido será fundamental para decidirse por una u otra.

B) Antes de contratar, infórmate.

Cuestiones como cuánto tiempo llevan trabajando en el sector, su formación o su conocimiento del mercado de la zona también servirán para tener una mejor idea del trabajo de una agencia y sus profesionales. También puede ser útil en este sentido consultar las opiniones y reseñas de otros clientes o, incluso, concertar una visita para visitar algún inmueble que gestione, para comprobar in situ la forma de trabajar y la seriedad de la agencia de cara a los compradores.

Las preguntas que el agente inmobiliario realiza al propietario en su primer contacto, y las cuestiones que plantea, dicen mucho también acerca de su conocimiento: si realiza preguntas que el vendedor no se había planteado, y le pregunta por sus necesidades más concretas y plazos, las señales son buenas.

C) Ni precios al alza, ni a la baja

El precio de venta que propone la inmobiliaria puede dar también pistas acerca de su profesionalidad, siempre y cuando se contacte con diferentes agencias para poder comparar sus valoraciones, que son gratuitas. No conviene confiar ni en las propuestas de precios de venta demasiado altos ni demasiado bajos.

Algunas agencias optan, como estrategia de captación de clientes, por recomendar un precio de venta excesivamente elevado, a sabiendas de que es excesivo, con el fin de crear expectativas en el propietario, que acaban por no cumplirse. Un precio de venta demasiado elevado dará como resultado la imposibilidad de vender el inmueble, que finalmente habrá que bajar de precio.

Otras inmobiliarias, por su parte, optan por recomendar un precio de venta excesivamente bajo para así conseguir una venta sin mucho esfuerzo que les asegure una comisión rápida, pero a costa de una rebaja en el importe que va a recibir el vendedor.

Fuente: pisos.com

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