Aunque tu casa tenga habitaciones de pequeñas dimensiones, estas puede convertirse en dormitorios espectaculares. Sigue estos sencillos consejos y verás cómo tu habitación crece en metros y en estilo.

Te damos ideas para convertir la decoración de los interiores de tu casa y pasar de una habitación pequeña a un dormitorio que parezca más grande. No se trata solo de cambiar la pintura de las paredes a un color blanco, de hecho, ese no es un factor imprescindible para que una habitación parezca mayor. El truco está en escoger y combinar bien las proporciones de los muebles y en seleccionar las formas que sean más adecuadas para el espacio que ocupa esa habitación. Puedes tener un dormitorio increíble, aunque sea pequeño. No tiene que ser aburrido y no tiene por qué ser blanco. Aprovecha al máximo el espacio que tienes, ¡y diviértete!

 

1) Elige una cama y un colchón bajos

Puede parecer que cuando hablamos de dormitorios pequeños, la mejor opción sea una cama pequeña, pero lo realmente importante es que sea una cama baja. Cuando se trata de habitaciones pequeñas, la clave es pensar en la altura de la cama y en la altura del colchón. Y no temas a la hora de poner un cabecero: tu habitación no se verá más pequeña porque lo añadas. Una buena idea sería una cama estilo tatami, pero si ese estilo no te acaba de convencer puedes elegir una cama más convencional y escoger una con las patas pequeñas y delgadas, de esta manera, permitirás que circule el aire por debajo de la cama, y harás que la habitación resulte más fresca. Es un pequeño detalle, pero ya sabes que, cuando se trata de habitaciones con pocos metros, cada detalle cuenta.

 

2) Escoge un único punto focal.

¿Qué es un punto focal?: el punto focal de un espacio es aquel elemento de diseño que captura tu ojo en el momento en que entras en la habitación. Puede ser una lámpara o bien un elemento de color, un cuadro, un poster…. Todas las habitaciones (salón, comedor…) necesitan un punto focal, pero en el caso del dormitorio es aún más relevante al tratarse de un espacio más estrecho.

3) Elige entre cabecero o cuadro.

Si has optado por una cama con cabecero, olvídate de poner cuadros en la habitación; es demasiada información. Todo gira alrededor de la idea de no sentirte abrumado cuando entras en el dormitorio; al fin y al cabo, es un lugar donde relajarse… Si tienes cabecero y añades un cuadro en la misma pared, harás que esta se perciba demasiado pesada. Si, por el contrario, tienes una habitación con una cama «ligera», un cuadro se puede convertir en la mejor opción, actuando, incluso, de improvisado cabecero.

4) La mesita de noche que mejor le sienta a tu dormitorio.

Las mesitas de noche deben acompañar la cama, nunca dominarla. Una buena opción es una mesita de noche redonda o bien un pequeño banco, y si tiene la misma textura que las patas de la cama, mejor que mejor. La mesita de noche es un elemento secundario, pero asegúrate de que no es ni demasiado endeble ni demasiado pequeña porque, en ese caso, puede parecer una disculpa y lo que también es importante es que no tengas más de dos o tres objetos encima de ella; Es preferible tener dos o tres piezas grandes que muchas pequeñas. Una lámpara, el libro que te estés leyendo y una caja para las joyas, por ejemplo, el resto (marcos de fotos, recuerdos de viajes…) es mejor llevarlos a un lugar más espacioso.

5) Ropa de cama sofisticada pero discreta

Las habitaciones pequeñas requieren menos ropa de cama. En un espacio de dimensiones reducidas, una cama repleta de almohadas dará sensación de pesadez. En lugar de crear un lugar sereno y armónico, estarás propiciando un ambiente sofocante. Considera algo relajante pero lujoso, en tonos pastel y/o estampados suaves.

Ir al contenido