El único templo greco-romano de la antigua Unión Soviética.

La Unión Soviética, mientras existió,  abarcaba una vasta extensión de territorio, incluyendo las costas ucranianas, georgianas y rusas del Mar Negro. A lo largo de ellas se fundaron en la Antigüedad numerosas colonias griegas como Quersoneso, Teodosia, Fanagoria, Pitio o Dioscuríade, entre otras, posteriormente sometidas por Roma y que pasaron a ser posesiones bizantinas durante la Edad Media.

Los arqueólogos han desenterrado muchas de estas ciudades, algunas con hallazgos materiales de gran importancia. Sin embargo, curiosamente, en todo el territorio de la antigua Unión Soviética no queda en pie más que un solo templo greco-romano.

Es el Templo de Garni, ubicado en la población del mismo nombre en Armenia. Se trata de un edificio de época helenística y estilo jónico, construido durante el siglo I d.C. en época del rey Tiridates I, y dedicado probablemente al dios Mihr, una deidad asociada con la luz y la verdad en la mitología armenia precristiana, equivalente a Mitra.

Forma parte de una de las fortalezas más antiguas de Armenia, mencionada por Tácito en sus Anales como Gorneas:

“Al mismo tiempo entregó un gran ejército a su hijo, quien con un ataque repentino desalojó a Mitrídates de la llanura y le obligó a retirarse a la fortaleza de Gorneas, un lugar defendido por su geografía y por una guarnición de soldados bajo el mando del prefecto Celio Polión y el centurión Casperio” (Tácito, Anales 12-45)

En ella se conservan también unas termas romanas y un palacio, además de otras estructuras ya de época cristiana.

Vista aérea de la fortaleza y el templo

La fecha de construcción del templo se deduce de una inscripción griega hallada en los muros de la fortaleza en 1945. En ella se dice que se levantó en el undécimo año del reinado de Tiridates I, lo que da como fecha del templo el año 77 d.C. Muy probablemente Tiridates utilizó para levantarlo parte de los 50 millones de sestercios que le dio Nerón durante su visita a Roma en el año 66 d.C. y que iban destinados a la reconstrucción de la ciudad de Artaxata, destruida por el general romano Cneo Domicio Corbulón en 59 d.C. durante la conquista de la región.

No obstante algunos investigadores retrasan la fecha de construcción hasta el 115 d.C. y otros incluso hasta el 175 d.C. Se basan en la comparación estilística del edificio con otros greco-romanos de Asia Menor, apuntando que la inscripción antes mencionada debería referirse a otra construcción (lo cierto es que la inscripción está tan dañada que caben múltiples interpretaciones). Además habría estado dedicado a Trajano y no al dios Mihr.

Según algunos expertos,  no sería un templo sino una tumba (de alguno de los reyes armenios romanizados del siglo II d.C.) y por ello fue respetado durante la Edad Media, razón por la que se habría conservado intacto cuando a comienzos del siglo IV se generalizó la destrucción de las edificaciones paganas. Recordemos que el reino armenio fue el primer estado en adoptar el cristianismo, y de hecho allí se encuentra la catedral cristiana más antigua del mundo, la Catedral de Ejmiatsin (abajo)

El edificio actual es una reconstrucción realizada entre 1969 y 1975, ya que el templo quedó destruido tras un terremoto el 4 de junio de 1679 y no sería redescubierto hasta 1909. Más del 80 por ciento de la mampostería y frisos originales pudieron ser recuperados y vueltos a colocar en su sitio. Para sustituir a las piezas perdidas se emplearon bloques de piedra blanca, de manera que puedan ser fácilmente distinguibles de las antiguas.

Ruinas del templo hacia 1918

La estructura del edifico es la típica de la arquitectura griega antigua: períptero, rodeado de 24 columnas jónicas de 6,5 metros de altura (6 en el frente y 8 en los lados), elevado sobre un podio de basalto, y con pórtico (pronaos) y cela (naos).

Hoy es, además de uno de los principales atractivos turísticos del país, el centro del Neopaganismo Armenio, un movimiento religioso que desde 1991 trata de recuperar los antiguos cultos precristianos.

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