Como todos los años, he tenido de nuevo la fortuna de pasar mis vacaciones con mi familia en nuestra querida Galicia, tierra que nos cautivó desde el primer verano, hace ya más de 41 años.
En este Año Santo he querido repetir la visita al Pórtico de la Gloria que ya realicé en 2019, año en que fue abierto al público tras una rehabilitación de más de 12 años de trabajo, pero con la gran diferencia de que en esta ocasión he tenido la oportunidad de estar acompañado de mis nietos, y de este modo he podido compartir con ellos la misma emoción y eclosión de sentimientos que me causaron en mi primera visita de hace un par de años.
Al contemplar su mágica belleza, es inevitable pensar no sólo en la capacidad creativa y renovadora del Maestro Mateo, sino también en el inmenso trabajo de tantos artistas y artesanos reunidos por un mismo objetivo. Es inevitable también reflexionar en la fuerza necesaria para la realización de una magna obra como esta, obra que sólo es posible conseguir a través de la fe (y no necesariamente religiosa), una fe que logró que trabajaran todos unidos, y aunque algunos no obraran por convicción, sino por imposición, siempre estuvieron dirigidos por líderes capacitados y convencidos en la posibilidad de conseguir dicho objetivo a pesar de encontrarse en una época sujeta a tantos avatares y con condiciones de vida tan precarias.
Aquél mencionado liderato fue tal, que existe un documento del año 1168 en el que Fernando II concede una pensión vitalicia al Maestro Mateo por su trabajo de “dirección de obra” de la casa del Señor Santiago. Fue ya en 1211 cuando el templo es consagrado como Catedral, y bajo la presencia del Rey Alfonso IX.
La Fundación Barrié, que ha pilotado, financiado y dirigido la obra de restauración, ha creado para el mejor conocimiento y disfrute de la recuperación de esta maravillosa obra, una aplicación gratuita con una altísima resolución que os aconsejo: https://porticodelagloria.fundacionbarrie.org/
Fdo: Carlos de Benito, Presidente de Cadbe Grupo Inmobiliario.