En un momento en el que el cuidado y la conservación del medio ambiente suponen uno de los mayores retos a los que se enfrenta el ser humano, el concepto de Casa Pasiva o Passivhaus cobra fuerza entre arquitectos y compradores.
No en vano una casa pasiva está diseñada para evitar el consumo activo de energía y puede suponer el ahorro de hasta el 90% de consumo de calefacción/refrigeración en una vivienda. Para conseguirlo los arquitectos se valen de una serie de estrategias bioclimáticas que evitan el consumo de energía activa (electricidad, gas, etc).
Una casa pasiva no es solo un edificio respetuoso con el medio ambiente, es una inversión de futuro que nos permitirá un gran ahorro energético (y por tanto económico) a largo plazo.
Aunque esta tendencia comenzó con viviendas unifamiliares el concepto se ha extendido a otro tipo de edificios tales como centros educativos, edificios gubernamentales, oficinas e incluso hoteles.
En Europa, el bajo consumo es una tendencia avalada por la Unión Europea, desde 2018 los estados miembros están obligados a que sus edificios públicos sean edificios de consumo casi nulo y este año la obligación se extiende a todas las construcciones nuevas.
¿Qué es una casa pasiva?
Seguro que no es la primera vez que oyes hablar de las Passivhaus, Casas Pasivas o Pasive Houses. En realidad, el concepto surge en 1988 como resultado de una conversación entre dos profesores: Bo Adamson de Lund University de Suecia y Wolfgang Feist del Instituto de Edificación y Medio Ambiente de Alemania. Ellos son los padres del concepto Passivhaus que significa casa pasiva en alemán.
Hoy, el término Passivhaus sirve para dar nombre al sistema de estandarización, emitido por el Passivhaus Institut alemán que unifica los criterios por los que podemos considerar que un edificio es una casa pasiva.
El estándar Passivehouse indica las cifras y objetivos concretos que la casa debe cumplir para consumir el mínimo imprescindible durante su funcionamiento. El cumplimiento de estos objetivos da acceso a la certificación oficial emitida por el passivhaus institut.
Las primeras construcciones de Passivhaus surgieron en Darmstadt (Alemania) y se extendieron rápidamente por todo el país. Sin embargo, en el resto de Europa, este tipo de viviendas se están incorporando gradualmente.
El concepto de Passivhaus se basa en levantar construcciones que cuenten con un gran aislamiento térmico y una serie de estrategias bioclimáticas que eviten el consumo de energía activa.
Características de una casa pasiva
En resumen, una casa pasiva es un edificio sostenible super eficiente que aprovecha al máximo las fuentes de luz y calor naturales para evitar el consumo de energía activa. Estas son algunas de las estrategias que se ponen en marcha cuando se planifica una casa pasiva.
1- Aislamiento Térmico excelente.
A través del uso de materiales altamente aislante y buenas técnicas de instalación se puede conseguir un aislamiento excelente de la vivienda. Además de evitar la entrada de frío en invierno el aislamiento impide la entrada de calor en verano.
2- Ventanas y puertas muy eficientes.
Unas ventanas y puertas de gran calidad y correctamente colocadas y selladas con el muro van a evitar la fuga de calor. Además, las casas diseñadas con grandes ventanales ayudan a aprovechar mejor la iluminación natural evitando el uso de electricidad.
3- Evita puentes térmicos.
Los puentes térmicos son aquellos puntos de nuestro hogar por los que se “fuga” el calor o entra frío. Aunque la superficie de estos elementos puede ser muy pequeña, se calcula que se puede perder aproximadamente entre un 5 y un 10% del calor de una vivienda por este problema.
4- Ventilación mecánica con recuperación de calor.
Esto permite aprovechar el calor que se genera dentro del hogar, por ejemplo, el que produce el funcionamiento de electrodomésticos.
Estas son sólo algunas de las estrategias más utilizadas. Por supuesto es fundamental estudiar las características del clima y terreno donde se ubicará la casa para afrontar el ahorro energético de la mejor manera posible.